Selecciones como Honduras disfrutan el momento. El equipo había perdido ante Ecuador y seguía sin puntuar, pero todos sus jugadores se detuvieron en la zona mixta del estadio para charlar con los periodistas
Curitiba ha albergado a la selección campeona del mundo, pero tampoco guardará muy buen recuerdo de su estancia porque los aficionados únicamente han podido ver un solo entrenamiento a puerta abierta y la Federación no ha propiciado ningún acto que involucrara al equipo con la ciudad. Mientras los holandeses entrenaban en las playas de Rio, los españoles se encerraban a cal y canto en el centro de entrenamiento de Cajú y marcaban un distanciamiento de tal manera que ningún ciudadano curitibano está llorando por las esquinas tras la eliminación del equipo.
España decidió montar un búnker y no ha disfrutado de todo un Mundial en Brasil. La consecuencia es que no se han ganado el calor del público. Los abucheos en la Copa Confederaciones no hicieron reflexionar a nadie y no ha habido ningún tipo de acercamiento con la ‘torcida’. El lunes ya no se juegan nada, pero el Arena da Baixada tendrá un color amarillo mayoritario, el de Australia y Brasil. El público local no animará a la Roja. ¿Y qué motivos tendría para hacerlo?
Mientras, otras selecciones disfrutan del momento. Honduras, por ejemplo. El equipo había perdido ante Ecuador y seguía sin puntuar, pero sus jugadores se detuvieron en la zona mixta del estadio para hablar con los periodistas que lo requerían y durante su estancia en Curitiba mostraron un talante afable. Todos con gran educación y sin gestos de desprecio hacia nadie. Sin duda, es mucho más fácil ganarse la simpatía local con una sonrisa en los labios que con una estrella en el pecho.
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