Tegucigalpa – Cerca de los semáforos de la colonia Las Colinas en Tegucigalpa, cada día se reúnen niños que mendigan entre los automovilistas. Para poder volver a casa con la certeza de no ser maltratados, deben recaudar por lo menos 200 lempiras, moneda hondureña. Son muchos los niños que se ven obligados por los adultos a este tipo de vida, pasan días enteros mendigando bajo el sol abrasador, corriendo el riesgo de morir bajo las ruedas de algún vehículo o víctimas de otros tipos de violencia. 
Son niños entre 2 y 15 años, a los que se suman los bebés, sucios, descalzos, desnutridos, usados por las mujeres para crear compasión en los transeúntes, teniéndolos horas en la carretera. La mayoría son hijos de madres solteras, que no trabajan y explotan a sus hijos como una fuente de ingresos exponiéndolos a las calles en grupos bien organizados que viven de limosnas.

El fenómeno de los niños mendigos en el país afecta a más de 3.000 de ellos, sobre todo en las grandes ciudades como Tegucigalpa, San Pedro Sula y La Ceiba. 

La Dirección para la Infancia, Adolescencia y Familia estima que hay 232.032 huérfanos, que se ven obligados a vivir en la calle. Según la organización, los adultos dan a los niños en alquiler, por 100 lempiras, a gente sin escrúpulos, que incluso los drogan para que no molesten, no tener que darles de comer y hacer que se parezca que duermen. 

Diferentes instituciones locales se han organizado para poner en marcha una campaña llamada “Zero Mendicità”, que iniciará en Tegucigalpa y San Pedro Sula, a través de diferentes medios de comunicación. Ya están preparados anuncios de televisión y radio.
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