Tegucigalpa — Las elecciones generales de Honduras concluyeron este domingo tras una jornada en calma y con alta participación de votantes, pese a los temores de fraude y brotes de violencia.
Un hombre vota en Tegucigalpa, el 24 de noviembre de 2013 (AFP, Jose Cabezas)
Unos 5,4 millones de hondureños fueron llamados a elegir al relevo de Porfirio Lobo de entre ocho candidatos, con la izquierdista Xiomara Castro, esposa del presidente derrocado Manuel Zelaya, de Libertad de Refundación (Libre) y el conservador Juan Orlando Hernández, del gobernante Partido Nacional (PN), como favoritos y en empate técnico, según la última encuesta.

"Ha sido una fiesta histórica la que hemos vivido. La fiesta cívica ha sido en paz. Se cierra la votación", anunció el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), David Matamoros, quien afirmó que la jornada tuvo "una participación enorme en todo el país".

Honduras, uno de los países más violentos del mundo, celebró estas elecciones con una sociedad polarizada y una fragilidad institucional heredadas del golpe que militares, empresarios y políticos derechista asestaron el 28 de junio de 2009 al presidente Zelaya, luego de que su gobierno liberal girara a la izquierda.

Los analistas pronostican un resultado apretado. Por más de un siglo han gobernado, con los militares, el PN y el Partido Liberal (PL, derecha) -tercero en los sondeos-, pero esta fue la primera vez que se dio un choque frontal entre la derecha y la izquierda.

La polarización política y la violencia motivó el despliegue de unos 25.000 policías y militares para los comicios, en tanto que más de 800 observadores internacionales vigilaron la votación.

Las autoridades reportaron incidentes aislados de violencia, como un tiroteo cerca de un centro electoral que dejó cinco muertos en la Mosquitia -una remota zona controlada por narcotraficantes- y casos de nombres de fallecidos que figuran en el padrón electoral.

En estos comicios, sin segunda vuelta, también se eligieron 128 diputados y 298 alcaldes para los próximos cuatro años.
AFP