Honduras, el país con el mayor índice de homicidios del mundo, es también el más peligroso para periodistas, sobre todo si critican la concentración de la tierra y de los medios en unas cuantas manos, como Félix Molina.

Desde el golpe de Estado contra Manuel Zelaya ocurrido a mediados de 2009, la situación en el país centroamericano ha sufrido un grave deterioro económico, político y social, según se desprende de las declaraciones de los participantes de un foro en Berlín que debatió sobre la situación en el país, enfocando particularmente la situación sobre los derechos humanos y la libertad de prensa.

“Nunca habíamos enfrentado un escenario como el que ahora tenemos después del golpe”, afirma el periodista hondureño Félix Molina, en conversación con DW. “El Estado es menos perceptible como el enemigo de las libertades. Ahora son las bandas del crimen organizado, traficantes de personas con fines de explotación sexual dentro y fuera de Honduras, y la existencia de ejércitos privados”, afirma. “Honduras tiene en este momento casi 90 empresas de seguridad privada. Esto representa aproximadamente 130.000 hombres con armas al servicio de grupos privados, especialmente terratenientes con monocultivos de palma africana y caña de azúcar en regiones en donde la demanda de los campesinos por la tierra es muy fuerte”.

Una de las principales fuentes de conflicto en Honduras es la concentración de la tierra, donde chocan los intereses de grandes latifundistas, de promotores de proyectos turísticos y de pequeños campesinos. El moderador y productor del programa radial “Resistencia”, que es transmitido diariamente en Radio Globo, viaja regularmente por su país para entrevistar a los protagonistas de los movimientos sociales y campesinos. Sus críticas a la impunidad y a la falta de libertades le han reportado amenazas de muerte.