Las escuelas hondureñas comenzaron a rechazar hoy matrículas de alumnos por falta de cupo, tal como pronosticaron sindicalistas del sector magisterial,.

Tal advertencia fue hecha hace un mes cuando el Congreso aprobó una nueva Ley Fundamental de Educación considerada irreal por los profesores, y según la cual a ningún niño se le puede negar la matrícula y que la misma es gratuita.

Sin embargo, ocurre también que, además que tener que buscar otros centros de estudio, los padres tienen que pagar hasta 300 lempiras (16 dólares) si quieren que les acepten a un menor.

Las denuncias aparecen este miércoles en medios de prensa hondureños, acompañadas de entrevistas con directores y miembros de consejos magisteriales.

Maria Rosinda Funez, directora de la escuela José Trinidad Cabañas, de Comayagüela, dijo a latribuna.hn que carece de aulas y maestros y no cuenta con condiciones para admitir más niños.

Añadió que "no es real lo que dijo el gobierno que había espacio para todos" y apuntó que "la nuestra se está cayendo a pedazos y no podemos ingresar más niños de lo debido".

También reconoció que están cobrando 250 lempiras (poco más de 13 dólares) a los padres para pagar personal de vigilancia y aseo, así como implementos de limpieza.

Otro director se refirió a la asignatura de inglés (iniciativa de la nueve ley) y dijo que improvisarán a un maestro para que imparta esa clase en las dos jornadas, lo que es "mucho compromiso".

El ministro de Educación, Alejandro Ventura, dijo que tomará medidas contra los centros que nieguen matrícula a un niño, pero admitió que se hacen "cobros disfrazados".

En tanto, de la ciudad industrial de San Pedro Sula, llegaron reportes de directores llevados a la Fiscalía por efectuar cobros ilegales de matricula, entre ellos José Antonio Carballo, director del instituto José Trinidad Reyes (JTR), por cobrar 400 lempiras (21 dólares) a cada estudiante.

El sujeto alegó que a cada alumno se le solicita esa cantidad para gastos en personal de seguridad y mantenimiento, porque el año último fueron despedidos los vigilantes y las conserjes.

Los medios también reflejan protestas y opiniones de padres preocupados por el elevado costo de los útiles escolares, y la mayoría insisten en que su economía es muy débil y no pueden adquirir todo lo exigido, desde uniformes y mochilas hasta libros, cuadernos, reglas, marcadores y lápices.

"Dan tristeza esos precios", comentó la madre Karla Gutierrez a la latribuna.hn, para luego confesar "yo todavía no los he comprado porque no tengo dinero".