El presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, acusó ayer a Estados Unidos de «intromisión» en asuntos de su país después de que el embajador de Washington en Tegucigalpa, Hugo Llorens, se reuniera con el mandatario depuesto del país centroamericano, Manuel Zelaya, en Nicaragua. Como un «grave error» calificó el líder golpista la reunión mantenida por el diplomático con el presidente derrocado y que haya pedido su retorno al cargo.

Micheletti reiteró que si la solución de la crisis política en su país surgida a raíz del golpe de Estado del 28 de junio requiere de su renuncia la presentará, pero afirmó que no permitirá la restitución de Zelaya, que se instaló hace una semana en la frontera sur del país, en territorio nicaragüense. Allí, el presidente recibió a Llorens, que le manifestó el apoyo de su país pero no se habló de nuevas acciones de Washington contra los golpistas, según informó la canciller hondureña Patricia Rodas.

Entretanto, cerca de Tegucigalpa, una manifestación de seguidores de Zelaya que exigen su reposición al frente del país terminó con 88 detenidos y 25 heridos, uno de ellos, el profesor Roger Vallejo, de gravedad al recibir un disparo de bala en la cabeza.

Retomar el diálogo
El mandatario de facto reclamó al mediador, Oscar Arias, presidente de Costa Rica, que envíe una misión extranjera para retomar el diálogo. Pidió que la integre, entre otros, el ex director del Banco Interamericano de Desarrollo, el uruguayo Enrique Iglesias, que estará este fin de semana en San José. Arias prometió gestionar la propuesta, pero advirtió que Zelaya debe volver a hacerse cargo del poder.

Por su parte Zelaya, que anunció la integración de un «ejército pacífico» para recuperar la jefatura del Estado, anticipó que acudirá a la Corte Penal Internacional para que investigue las acciones de los golpistas y enjuicie tanto a civiles como a militares.

Vía: nortecastilla.es