Honduras es el tercer país en producción de langostino tropical de Latinoamérica (6,1% de la producción total). En 1997, exportó 12.000 toneladas de este producto, para cuyo cultivo funcionaban unas 90 granjas con 14.000 hectáreas en producción. La mayoría de los productos de la industria camaronera (langostino tropical y colas de langostino) se exportan a los Estados Unidos. Hoy en día, el langostino tropical es el tercer producto de exportación más importante, detrás de las bananas y el café. Además, en Honduras funcionan gran cantidad de centros de cría de post-larvas, que se exportan a otras regiones o países.

Entre 1992 y 1995 se duplicó el número de granjas de acuicultura por lo que la conversión de áreas de manglar en fincas, ha continuado en aumento. Igualmente, miles de hectáreas de terrenos costeros planos, salinos, inundables, y algunos estuarios, son ahora granjas marinas.

La pérdida de manglares continúa dándose en Honduras, no sólo por su destrucción directa, sino también por la interrupción del flujo de las mareas y la pérdida de la salud de los ecosistemas a causa de la actividad de esta industria. La contaminación que éstas producen se une a otras de diverso origen y crea en algunas zonas situaciones muy críticas: el río Choluteca, por ejemplo, recoge los residuos de Tegucigalpa y de numerosas pequeñas poblaciones, por lo que la eutrofización de los estuarios fluviales, donde están concentradas la mayor parte de las granjas de langostinos ÿque también generan sus propios residuos-, es alarmante, especialmente durante las estaciones secas.

Al problema de la contaminación química y orgánica, en el caso de Honduras también hay que sumar el de las enfermedades extendidas desde y entre las piscifactorías. Desde 1993, pese a que el número de hectáreas de producción aumentaba, los beneficios no seguían la misma línea, debido a las enfermedades producidas por virus, hongos y bacterias. Así, pese a que las licencias concedidas por la Secretaría de Ambiente (SEDA) para abrir nuevas instalaciones ha ido en aumento, muchos de los beneficiarios han renunciado a realizar sus proyectos de expansión, por temor a la zoonosis presente. También en Honduras, el Síndrome de Taura ha causado estragos.

Vía: GreenPeace